Audiencia biodiversidad

Monsanto y los cultivos transgénicos en Colombia

Impactos ambientales y socioeconómicos. Estrategias y acciones desde la sociedad civil
  
Grupo Semillas

Un transgénico, es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes mediante técnicas de ingeniería genética, que consisten en aislar segmentos del ADN de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal), para introducirlos en el material hereditario de otro. Por ejemplo, existe un maíz transgénico que lleva genes de una bacteria que le permiten producir una sustancia insecticida. La diferencia fundamental con las técnicas tradicionales de mejoramiento genético, es que los transgénicos romper las barreras entre especies para crear seres vivos que no existían en la naturaleza.

Para el año 2006 se sembró en el mundo 90 millones de hectáreas con cultivos transgénicos; la mayoría de ellos en no mas de seis países, liderado por Estados Unidos, Argentina, Brasil, y Canada, China e India. Actualmente, a escala comercial, se cultiva principalmente maíz, soja y algodón transgénicos; y estos sólo tienen dos propiedades: 1. cultivos Bt, que producen una sustancia tóxica para control de algunas plagas, y 2. cultivos que son tolerantes a herbicidas. Estos transgénicos son de propiedad de grandes compañías biotecnológicas como Monsanto, Syngenta, Dupont, Pioneer Hi-bred, Bayer y Dow, que controlan el mercado de las semillas, de los agroquímicos y de los productos farmacéuticos. Más del 90% de los cultivos transgénicos en el mundo son controlados y monopolizados por Monsanto. Las semillas de mayor venta en el mundo, son tolerantes al herbicida glifosato, pero estas semillas sólo son el instrumento para aumentar las ventas del herbicida de Monsanto, el control de la agricultura y de la producción de alimentos. Estas semillas y tecnologías son protegidas y controladas por las empresas a través de patentes, que les da el derecho exclusivo de cobrar por su uso y comercialización. Son falsos los argumentos que los cultivos transgénicos son más productivos y que son una solución para el hambre; existen varios estudios en Estados Unidos y Europa que muestran que en muchos casos estos cultivos son menos productivos que los convencionales.

Buena parte de los alimentos que ingerimos contienen derivados de soja y de maíz, en gran medida importados de países que producen a gran escala cultivos transgénicos. Estos productos entran en nuestras dietas sin control alguno y sin nuestro consentimiento, puesto que los países productores y la industria no aceptan segregar y etiquetar los productos transgénicos, violando el derecho fundamental que tenemos los ciudadanos de decidir libremente lo que producimos y consumimos. 

Las semillas “Terminador” de Monsanto: estas son plantas manipuladas genéticamente para que produzcan semillas estériles, con el fin de impedir que los agricultores vuelvan a sembrar las semillas que cosecharon y tengan luego de cada cosecha que comprarle las semillas a Monsanto. Las semillas Terminador, obligaría a los agricultores a depender de las semillas patentadas por las empresas y les permitirá obtener enormes ganancias. Estas semillas destruirán las prácticas de mejoramiento e intercambio de semillas de las comunidades indígenas y locales; es decir, le impediría a los agricultores a guardar y utilizar sus propias semillas; y también estas semillas estériles podrán contaminar las semillas criollas. Actualmente continúa una “moratoria sobre Terminador”, que se estableció desde el año 2000 en el Convenio de Diversidad Biológica (CDB), decisión que fue ratificada en la última reunión del CDB, realizada en Curitiba, en marzo de 2006; esta moratoria se logró por la presión que realizaron los movimientos sociales de todo el mundo.

Impactos de los cultivos y alimentos transgénicos

• Efectos ambientales: Las variedades transgénicas pueden contaminar a la biodiversidad agrícola de nuestro país, al cruzarse con las semillas criollas o con especies silvestres emparentadas. La contaminación genética y el uso de químicos asociados a la tecnología transgénica, puede generar la pérdida de  variedades y especies cultivadas nativas. También  las plantas tolerantes a herbicidas, lleva al  agricultor a usar mayor cantidad de agrotóxicos para controlas las “malezas” y se pueden generar malezas resistentes a los herbicidas. Igualmente en los cultivos Bt ya han aparecido plagas resistentes a la toxina Bt, lo que obliga al agricultor a utilizar nuevamente plaguicidas.

• Efectos socioeconómicos: Estas tecnologías son diseñadas en países del Norte y no compatibles a necesidades de países del Sur, puesto que crean dependencia tecnológica y control de los agricultores por las transnacionales. Adicionalmente pueden generar el desplazamiento y exclusión del uso de mano de obra rural, por ser tecnologías diseñadas para grandes monocultivos altamente mecanizados. Por ejemplo, Argentina, actualmente tiene 15 millones de Hectáreas de soya transgénica (segundo país con área sembrada con OGM); este modelo agroindustrial ha generado una profunda crisis de la agricultura argentina en aspectos como: destrucción de sus bosques primarios, concentración de tierras en pocas manos, desplazamiento de campesinos y trabajadores rurales (mas de 160.000 familias salieron del campo y mas de un millón de trabajadores rurales fueron desplazados durante  la última década), aumento del uso de herbicidas y una grave pérdida de producción de alimentos para consumo local, sustituida por soya.

• Efectos para la salud: Los riesgos en la salud a largo plazo de los OMG presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos, no se están evaluando correctamente y su alcance sigue siendo desconocido. Algunos de los riesgos y posibles efectos en la salud identificados en estudios realizados en Estados Unidos y Europa son: aparición de nuevas alergias y tóxicos; aparición de resistencias a antibióticos; contaminación de alimentos por un mayor uso agroquímicos en la agricultura.

Los transgénicos en Colombia

Colombia, hasta inicios de la década del noventa, fue autosuficiente en el suministro de alimentos y materias primas. Pero en la última década se ha profundizado la crisis del sector agropecuario, especialmente luego de la apertura económica, que el país permitió la importación masiva de productos agrícolas fuertemente subsidiados, principalmente desde Estados Unidos. Esto ha generado que la producción nacional sea inviable y no competitiva. Es así como el país para el año 2006 importó más de ocho millones de toneladas de alimentos, de estas, dos millones de toneladas son maíz, que corresponde a más del 70% del consumo nacional y el 85% de la soya. Para el caso del maíz y la soya, desde hace más de diez años Colombia está importando soya y maíz transgénico sin ningún control (segregación o etiquetado), especialmente desde Estados Unidos y Argentina.

Normas de bioseguridad: El gobierno de Colombia actualmente apoya incondicionalmente las iniciativas de las transnacionales como Monsanto, que desde hace varios años están buscando la aprobación de la liberación comercial de cultivos y alimentos transgénicos. El Gobierno expedió el Decreto 4525/2005, el cual le facilita a las empresas semilleras la introducón de cultivos transgénicos. Este Decreto separa la evaluación de riesgos y la aprobación de transgénicos en tres autoridades independientes: Ministerio de Agricultura (OMG de uso agrícola), Ministerio de Ambiente (OMG de uso ambiental) y Ministerio de Protección Social, (OMG de uso en la salud). Es inaceptable que  las evaluaciones de bioseguridad no se realice de forma integral en para proteger el ambiente, la biodiversidad y la salud pública en el país.

Irregularidades en el procedimiento de introducción del algodón Bt de Monsanto: En el año 2003  en Colombia se aprobó la liberación comercial del algodón Bollgard (Bt) de Monsanto (resistente a plagas de Lepidopteros), el cual se basó en un procedimiento de la evaluación de riesgos insuficiente y manipulado por Monsanto. Adicionalmente el procedimiento administrativo dentro del Consejo Técnico Nacional de Bioseguridad, CTN, fue irregular. Es por esta situación que, algunas organizaciones de la sociedad civil entablaron dos demandas judiciales (Acciones Populares) en contra del Ministerio de Agricultura, del ICA, del Ministerio de Ambiente y de Monsanto.

Consejo de Estado, en febrero de 2005 fallo la Acción Popular en contra del Ministerio de Ambiente y Monsanto, por no haberse tramitado la licencia ambiental para la introducción del algodón Bt al país. Este fallo determinó como obligaciones: 1) La exigencia de licencia ambiental, para todos los transgénicos que se introduzcan al país, cultiven o comercialicen, a partir de la vigencia de la Ley 740 de 2002 (Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad) y 2) El seguimiento a las actividades de Monsanto en Colombia a través de un Comité, que deberá presentar informes al Tribunal de Primera instancia. El gobierno nacional desconoció este fallo del Consejo de Estado y le solicitó nuevamente un concepto a esta Corte, sobre si los cultivos transgénicos requerían licencia ambiental, respondiendo que no lo requerían; este concepto lo utilizó el gobierno para expidió el Decreto 4525/2005, eliminando expresamente la obligación de Licencia ambientas para los OGM.

Existe una evidente alianza entre los varios sectores que están promoviendo los transgénicos en el país: algunas entidades gubernamentales, las empresas biotecnológicas, la academia, el sector agroindustrial y los medios de comunicación. Es así como las autoridades competentes en la materia han restringido el acceso a la información que es de uso público. Ante esta situación, desde la sociedad civil, han tenido que recurrir a las demandas judiciales, para que la sociedad sea tenida en cuenta en la toma de decisiones sobre estos temas.

Cultivos de maíz transgénico que se quiere introducir al país: Actualmente se estan tramitando ante el CTN del Ministerio de Agricultura, solicitudes para la liberación comercial de maíz Bt (Yieldgard), maíz Ronudup Ready (de Monsanto) y maíz Herculex I Bt y tolerante al herbicida glufosinato de amonio de la empresa Dupont. El ICA ha autorizado a estas empresas realizar ensayos de campo en el 2003 y 2004 en las regiones más productoras de maíz del país. Introducir maíz transgénico en Colombia es muy crítico, porque inevitablemente seria contaminada y erosionada la enorme diversidad de este cultivo, que ha sido conservada y utilizada por los campesinos e indígenas del país, quienes serian los mas directamente afectados con un modelo tecnológico que no ha sido diseñado para estos agricultores. También porque el maíz es uno de los productos básicos de la alimentación de los colombianos, tanto poblaciones rurales como urbanas.

Estrategias desde la sociedad civil frente a los transgénicos: En general la sociedad civil ha estado marginada del debate público y de la participación en la toma de decisiones sobre la evaluación e introducción de OGM en el país. Especialmente los campesinos e indígenas no han sido tenidos en cuenta, a pesar de que pueden ser los más afectados por la introducción de estas tecnologías. Sin embargo, en muchas regiones del país las organizaciones indígenas, negras y campesinas tienen una posición muy crítica sobre los impactos que podría generar los organismos transgénicos en sus territorios y se ha ido construyendo estrategias, acciones y alianzas de defensa de las semillas locales, y especialmente alrededor del maíz, frente a la contaminación genética que se pueda producir por la introducción de maíz transgénico en sus territorios.

Este es el caso del pueblo Zenú, quien posee una fuerte cultura del maíz, expresada en mas de 25 variedades de este cultivo. Es así como en octubre de 2005, 170 cabildos las comunidades indígenas Zenúes de Córdoba y Sucre, declararon el  resguardo indígena de San Andrés de Sotavento “Territorio Libre de Transgénicos”. Esta decisión es de trascendental importancia, puesto que los Zenúes amparados en los derechos constitucionales sobre su territorio, están ejerciendo la defensa sobre su biodiversidad y soberanía alimentaria, que se ve fuertemente amenazada por los cultivos agroindustriales principalmente de maíz y algodón que rodean su territorio.

Igualmente, muchas organizaciones indígenas y campesinas para defender la soberanía alimentaria frente a los transgénicos, están promoviendo y fortaleciendo los sistemas productivos y de alimentación tradicionales, basados en el manejo de la biodiversidad y la producción agroecológica. También se están articulando alianzas entre las organizaciones rurales con otros sectores de la sociedad, para la promoción del debate público, la difusión de información y la implementación de estrategias y acciones frente a los transgénicos.


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Febrero, 2007