SINALTRAINAL

Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Agroalimentario

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Sigo en el exilio

Hasta El Ultimo Suspiro De Mi Existencia¨

Gerardo Cajamarca Alarcón es un bogotano sindicalista que se encuentra exiliado en Estados Unidos. Este defensor de los derechos de los trabajadores, fue Concejal por dos periodos en Facatativá en el año 2003 y candidato a la Asamblea de Cundinamarca por el Movimiento Popular Occidente-SINALTRAINAL. En su ultimo periodo antes de tener que dejar sus actividades políticas en la región de Cundinamarca, trabajo con el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), junto al padre jesuita Javier Giraldo reconocido defensor de los derechos humanos.

¨Durante el periodo 2002 y 2010, la violencia paramilitar se desbordo en el país, y en el departamento de Cundinamarca como en otros la violencia y persecución contra los lideres sociales y sindicales se recrudeció, muchos compañeros fueron asesinados y las amenazas contra mi vida no pararon¨, afirma Gerardo.

Este activista por los derechos de los trabajadores no era el único amenazado en el movimiento sindical, por esa razón él y otros sindicalistas empezaron a realizar actividades, desde foros y debates públicos en el Concejo de Facatativá, hasta acciones urgentes y denuncias publicas para visibilizar la grave situación y el riesgo que enfrentaban por su activismo político.

¨Esos momentos eran muy difíciles ya que el fenómeno paramilitar habían infiltrado las instituciones del Estado, uno no podía confiar en ellas luego de hacer las denuncias¨, nos cuenta Cajamarca, quien por medio de esta entrevista nos cuenta, ¨tuve que salir de Facatativá,  pero las amenazas y la persecución continuaron, y por petición de mi familia preocupados por mi seguridad y la de ellos tuve que salir del país¨ agrega Gerardo, uno de los miles de colombianos que han tenido que salir del país, en busca de exilio para salvaguardar sus vidas.

La Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados-ACNUR en su ultimo informe habla de más de 400.000 colombianos y colombianas que se encuentran en condición de refugio a causa de la violencia en el país, estimaciones no oficiales hablan de una cifra mucho más alta.

Gerardo salió hacia norte américa con el plan de realizar una serie de charlas sobre la situación de los derechos humanos que se vivía en ese momento en Colombia, ese plan incluía quedarse y pedir asilo político. Una decisión muy difícil para un activista comprometido con su trabajo, tener que dejar su labor, su compromiso de ayuda y solidaridad hacia otros no es fácil.

Luego de obtener el asilo, pudo gestionar con el gobierno de Estados Unidos la salida de su familia, por la seguridad e integridad de ellos. Su situación no le impidió continuar su trabajo político en el exterior y se sumo a los esfuerzos de otros colombianos para denunciar el drama humanitario por el que pasaba Colombia. ¨En Estados Unidos había mucho por hacer en el tema de las denuncias, estaba todo lo relacionado con el Plan Colombia, el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos, los mega proyectos de transnacionales que alimentaban la guerra en el país¨. escribe Gerardo en sus notas para esta entrevista.

La llegada a otro país en situación de asilo es muy difícil, Gerardo llega con 20 dólares a su bolsillo y –un montón de tareas por desarrollar- como él dice. Trabajó desde limpiando casas, jardines, cortando arboles, hasta que pudo empezar a trabajar con el Sindicato de trabajadores del Acero (Steelwokers).

¨La estigmatización que sufrimos quienes denunciamos en el exterior a los agentes del Estado vinculados con el paramilitarismo es muy complicada, nos señalan desde las instituciones de ser militantes del terrorismo y eso ocasiona que en los aeropuertos seamos asediados por agentes de emigración¨, esa afirmación de Gerardo no solo la ha sufrido él, sino que  a sido consecuencia para muchas de las personas que han padecido las consecuencias del desplazamiento forzado más allá de las fronteras, quienes al llegar a los puntos de migración de los países de acogida son tratados como sospechosos, denuncia Gerardo.

Esté activista del movimiento sindical y defensor de los trabajadores salió con una pequeña maleta en la que llevaba fotos de su familia y poca ropa, con la ilusión de regresar pronto a su país. ¨Me negaba a desempacar la maleta por completo, lleve algunos libros, una quena, una escultura indígena Kogui pequeña y el alma rota de ser desterrado de mi patria, separado de mi familia, mis compañeros y amigos a la fuerza¨.

Para Cajamarca el exilio es un salto al vacío, y cita al tolimense Afranio Parra,  ¨salvar la vida, morir un poco… El corazón destrozado y un sentimiento de culpa por salir de la patria, por dejar a los amigos, llega la sensación de sentirse como un cobarde¨, nos habla que estas son algunas de las repercusiones emocionales que causa el exilio.

Las personas desterradas de su tierra tienen que renacer para adaptarse a las nuevas costumbres, a una nueva cultura y en algunos casos tener que aprender un nuevo idioma. ¨Sigo en el exilio, mis tareas políticas siguen y seguirán hasta el ultimo suspiro de mi existencia¨, asegura Gerardo, y agrega que sus sueños de una Colombia diferente en donde se respete la vida de quien piensa diferente podría lograr que muchos refugiados volvieran al país.

¨Estos 13 años en el exilio con mi familia, me han enseñado a tener paciencia para esperar mi regreso, me he vuelto mucho más sensible y cada vez me causa más indignación las injusticias¨, afirma Gerardo quien en el presente hace parte de la Misión Internacional del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Agroalimentario (SINALTRAINAL) de Colombia, también trabaja en el Colectivo de Exiliados y Comité de Derechos Humanos y sindicalista afiliado al Service Employees International Union (SEIU) de Estados Unidos.

Esté colombiano comprometido con el país, a pesar de estar en otro territorio que no es el suyo, piensa que los exiliados juegan un papel muy importante en la construcción de la memoria y de la paz. Y agrega, que se debe seguir ayudando a construir redes de solidaridad para esta construcción de la memoria histórica, ¨desde cada lugar de mundo en donde se encuentre un exiliado colombiano, debemos ponernos al servicio de las orientaciones de nuestros compatriotas que siguen trabajando en Colombia por la noble causa de la paz, a pesar de todas las formas de extermino y persecución que continúan en el país¨.

Fuente: http://centrodememoriahistorica.gov.co/vocesdelexilio/index.php/noticias/item/153-sigo-en-el-exilio-mis-tareas-politicas-siguen-y-seguiran-hasta-el-ultimo-suspiro-de-mi-existencia